- Conéctate contigo y con quienes te rodean. Cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, somos más felices y nuestra predisposición mental. Es importante también que identifiques aquellas personas que son pilares de tu BIENESTAR.
- Actívate: Encuentra la actividad de movimiento con la cual disfrutes y practícala con asiduidad. El movimiento es de vital relevancia si quieres mejorar tu bienestar.
- Presta atención: Toma consciencia de toda la belleza que te rodea. Con la observación, el cerebro se pone en movimiento de una forma más decidida, creando un alto grado de presencia en nuestro día a día.
- No te olvides de seguir aprendiendo. Estudia algo que te inquiete, aprende un nuevo idioma, aprende a tocar un instrumento que te llame la atención, vuelve a conectarte con tu pasión…
- Sé bondadoso: Ofrece algo tan valioso como tu tiempo, comparte tu conocimiento, ofrece tu empatía y amistad sincera y honesta para contribuir en el bienestar de otras personas y les ayude a motivarse o a que también hagan lo mismo. Cuando somos bondadosos actuamos con más empatía, compasión, perdón, amor y comprensión.
“Cuando te comprometes, todo el universo conspira para ayudarte”.
Johann Wolfgrang.
Esta maravillosa frase nos viene a decir que si nos enfocamos de manera consciente y activa en todo aquello que queremos en nuestra vida, llegará de una manera u otra.
Para ello, la primera premisa que tienes que tener muy clara, con todo lujo de detalle definida es, qué quieres atraer o lograr.
Presta especial atención ahora mismo a qué estás enfocando tu atención y energía, ¿eso te ayuda en la consecución de la meta objeto de deseo?.
Como bien dices Pepe Mujica, la felicidad es darle contenido a tu vida, rumbo a tu vida, y no dejar que te la roben.
¿La receta?. La receta está en la constancia.
“La felicidad no es una meta, es la consecuencia de una vida bien vivida”.
Eleanor Roosevelt.