Además, por dentro, está todo oscuro. Cuando se hace alguna prueba diagnóstica (endoscopia, colonoscopia…) o alguna cirugía (laparoscopia) lo primero que hay que introducir es un pequeño foco de luz.
Y es prácticamente silencioso. Hay ruidos fisiológicos tan sutiles (latidos del corazón, ruidos intestinales…) que los profesionales de la salud necesitamos aparatos para amplificarlos y así poder escucharlos.
Es fácil entender, por tanto, que la sutileza de la naturaleza humana hace que su correcto funcionamiento dependa de mínimas variables que pueden ser modificadas con acciones aparentemente insignificantes de nuestra vida diaria. Ya hemos dicho que la salud es equilibrio.
Muchas veces no tenemos clara la diferencia entre alimentación y nutrición. Es más, los propios profesionales de la salud utilizamos indistintamente los términos favoreciendo aún más la confusión.
De una manera muy simplista, pero ilustrativa, podríamos decir que alimentación es lo que comemos nosotros, mientras que nutrición es lo que “comen” nuestras células. De este modo diferenciaremos entre alimentos (patatas, carne, aceite…) y nutrientes (hidratos de carbono, proteínas, grasas…).
Vamos a decir una cosa tan obvia como insólita: no hay ningún nutriente que no provenga de la alimentación. Es decir, todo lo que llega a nuestras células previamente lo hemos tenido que ingerir a través de los alimentos. Dicho de otra manera: la nutrición depende de la alimentación. Esto es una gran noticia, ya que nosotros tenemos que ser conscientes de que poseemos el control total y absoluto sobre lo que comemos (en personas sanas y en el mundo desarrollado) y, por tanto, sobre nuestra salud y bienestar.
Cada vez hay más evidencia científica de que el ejercicio físico es uno de los pilares fundamentales de la neuroprotección. Y por si esto no fuera suficiente, también se ha demostrado la importancia del sistema músculoesquelético en el desarrollo de una inmunidad fuerte y competente.
Además de contribuir a un adecuado desarrollo en etapas infantiles, a favorecer el descanso nocturno, a contribuir a una mejora fisiológica de nuestro sistema cardiovascular, respiratorio, endocrino… así como mejorar nuestra energía reproductiva o libido.
Como hemos dicho, el ejercicio físico regular nos protege de manera integral. Podríamos decir que no hay ningún aspecto de la vida que no sea mejorado con la práctica deportiva. No importa la edad que tengamos ni la condición física de la que partamos: debemos ser conscientes de que el ejercicio regular mejorará nuestra situación de partida a todos los niveles: físico, psíquico, emocional, energético…
Cuando hablamos del cuidado de la imagen nos referimos, entre otros aspectos, al cuidado psicoemocional. Una persona que goza de un gran equilibrio en este sentido tendrá un comportamiento (paciencia, escucha, moderación, flexibilidad…) que impactará positivamente en su imagen y contribuirá de manera directa, no sólo en su bienestar, sino en el bienestar de las personas que lo rodean.
El grado máximo es cuando una persona se percibe FELIZ. Irradia una luz, energía y positividad a la cual es muy difícil resistirse para el resto de las personas de su entorno. Se trata de ser consciente en todo momento que es el trabajo interior el que impacta hacia el exterior en forma de imagen.
Uno de los aspectos más importantes con respecto a la imagen es la coherencia. La coherencia es el grado de correspondencia entre nuestro sentir, nuestro comportamiento y nuestro aspecto. Por muy elegantemente vestidos que vayamos, si nuestro comportamiento es maleducado, nuestra imagen será mala, incongruente. Hemos de ser conscientes que es esa coherencia la que hará que nuestra imagen sea creíble.